Estas muñecas representan personajes de la corte imperial de la Era Heian y pasan de generación a generación dentro de la familia. Es en este día en el que se busca buena fortuna y felicidad para las niñas.
En el Hinamatsuri las ningyō (muñecas) son colocadas en las hina dan (tarimas) de acuerdo al personaje que representan. En la parte superior se encuentran el emperador sosteniendo un bastón y la emperatriz, conocidos como los muñecos imperiales, estos son los más importantes y usualmente son los más decorados.
La segunda plataforma sitúa a tres damas de la corte (sannin-kanjo), quienes son las encargadas de llevar el sake. En la tercer plataforma se encuentran cinco músicos (gonin-bayashi), cuatro sostienen su respectivo instrumento musical y el cantante se complementa con un abanico. En la cuarta plataforma se muestran dos ministros (udaijin y sadaijin), siempre se dispondrá de un ministro joven y uno viejo, ambos armados con arco y flechas. Justo delante de cada uno de los ministros, en la quinta plataforma, se colocan un naranjo mandarín en el extremo derecho y un cerezo en el extremo izquierdo. Situados en la quinta plataforma entre los dos árboles situados delante de los ministros, hay tres samuráis que protegen a los emperadores.
En las ultimas plataformas se muestran artículos de la época tales como el tansu, cofre con cinco cajones y que a veces también tiene puertas correderas exteriores; nagamochi, un cofre largo para guardar kimonos; hasamibako, un cofre más pequeño para guardar ropa que suele colocarse encima del nagamochi y más.
shirozake |
hina-arare |
hishimochi |
La tradición japonesa proviene de que se pensaba que estas muñecas podían esconder los malos espíritus en sus cuerpos, salvando así a su dueño de encuentros peligrosos una vez se librara de ellas. De esta manera, la costumbre se hizo en una ceremonia conocida en el Periodo Heian como hina nagashi, en que las muñecas de papel eran enviadas en barco por el curso de un río, llevándose consigo los malos espíritus. La costumbre se difundió durante el Período Edo, pasando de generación en generación hasta lo que hoy conocemos como Hinamatsuri. Esta tradición termino porque las muñecas terminaban atrapadas en las redes de los pescadores, así que ahora se presentan en un altar.
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